Después de la transferencia del embrión, se le puede pedir a la mujer que descanse por el resto del día. El reposo completo en cama no es necesario, a menos que haya un aumento del riesgo de presentar el síndrome de hiperestimulación ovárica (OHSS, por sus siglas en inglés). La mayoría de las mujeres regresan a sus actividades al día siguiente.
Las mujeres que se someten a la fecundación in vitro diariamente deben tomar pastillas o hacerse aplicar inyecciones de la hormona progesterona durante 8 a 10 semanas después de la transferencia del embrión. La progesterona es una hormona producida en forma natural por los ovarios que ayuda a engrosar el revestimiento del útero, lo cual facilita la implantación del embrión. Muy poca progesterona durante las primeras semanas del embarazo puede ocasionar un aborto espontáneo.
Aproximadamente de 12 a 14 días después de la transferencia del embrión, la mujer regresará a la clínica para poderle hacer una prueba de embarazo (ver: prueba de GCH cuantitativa).
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